Samara lleva años sin regresar a Niebla. Dejó cosas por cerrar. Ahora tendrá que enfrentarlas. O enterrar la cabeza en la arena, como las avestruces.
Samara es la musa de unos versos de Javier Egea:
Decían
que eras alta y joven, casi triste,
que
ni siquiera hablabas por no perder el paso,
que
te habías marchado de la vida
por
un extraño amor…
Yo la evoco con la media melena que le cae sobre los hombros, lisa porque se hace la toga, alta y seria, con la piel aterciopelada y los ojos melancólicos, oscuros, ojos que miran hacia dentro. Camina rápido, alerta, porque es su oficio. No quiere recordar pero la música la obliga a hacerlo.
Samara tiene un Suzuki azul al que llama "Suki" y le gusta escuchar poesía y blues mientras conduce...
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