¿Qué ocurrió en el pasado de Samara y Beatriz para que aquel domingo de septiembre de 2003 las dos muchachas se separaran tan doloridas? Beatriz se quedó en Niebla y Samara regresó a Sevilla, a sus estudios, pero algo les había desgarrado las entrañas.
Aquella noche, en Sevilla, Samara quiso comprobar cuánto alcohol podía
entrar en su cuerpo antes de que se le nublaran los recuerdos para siempre, y
amaneció rodeada de sus propios vómitos junto al ciprés de los pantanos de la
glorieta de Bécquer, con la leve pero inquietante idea de haber estado besando y
acariciando, entre lágrimas, durante larguísimo rato, las alas rotas de la
estatua yacente que representa el Amor Herido.
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