jueves, 28 de mayo de 2020

II CAPÍTULO: VOLVERÁS A TU HUERTO Y A TU HIGUERA


El título del II Capítulo coincide con uno de mis poemas preferidos, ese poema que ya desde la primera vez que lo lees te toca el corazón como un ala de pájaro. 
Cuentan que Miguel Hernández y Ramón Sijé se prometieron, antes de que la vida los separara, que al primero de los dos que muriera, lo enterraría el otro. Cuando Ramón murió, Miguel no lo supo hasta después de haber sido enterrado. Y el dolor le arrancó los más desgarradores versos: 













II VOLVERÁS A TU HUERTO Y A TU HIGUERA. MIGUEL HERNÁNDEZ.

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

martes, 19 de mayo de 2020

RECUERDOS DE MI INFANCIA EN LA CASITA DE LAS MALLAS



En LO QUE ESCONDE EL OTOÑO hay que visualizar esta casa y su compañera, los dos chalets de Las Mallas. En una de ellas, la más distante del pueblo, vivía mi querida amiga Lola García Villazán. ¡Cuánto hemos jugado y estudiado en su salita, en aquellos últimos años de la década de los 70!
La otra casa, en aquellos tiempos, estaba vacía. Los dueños vivían en La Palma del Condado, y un día el padre de una amiga nos montó en el coche a cuatro de nosotras y fuimos a hablar con ellos. Íbamos a pedirles que nos dejaran hacer nuestro Club en su casa. Nosotras la limpiaríamos de arriba abajo, quitaríamos las malas hierbas de delante (la fotografía es muy posterior, pero ahí, entre la verja y la carretera, crecían malvas, jaramagos y hasta ortigas, tan altas que me llegaban a mí por la cintura a los doce años). Increíblemente, los dueños estuvieron de acuerdo y nos la cedieron. Éramos niñas, eran otros tiempos. Nunca llegamos siquiera a beber alcohol en aquella casita inolvidable. Jugábamos al escondite a oscuras, una casa enorme para nosotras solas, era divertidísimo. Hacíamos limonada. Teníamos una biblioteca y una mesa grande para hacer las tareas juntas. Inventábamos historias y las teatralizábamos, cada una hacía un papel. Pero antes de llegar a disfrutarla, la limpiamos de arriba abajo. Trapos y trapos que se ponían negros a la primera pasada. Telarañas por todas partes. Una vieja chimenea llena de hojas secas que se deshacían al tocarlas. Una sola lámpara para toda la casa, con un cable larguísimo. Nos llevábamos mi tocadiscos (todavía lo tengo) para bailar las canciones de Grease, Oxígeno, Las Grecas, Fórmula V... Tan bonita teníamos la casa que aquel verano vino una familia y la alquiló.
En esta casa del Club, vivió Laura, la chica que encontraron asesinada en Las Mallas en 1988. En la de al lado habitaban Juan Pedro y su hija Samara. Después de la muerte de Laura, su padrastro desapareció y su madre no fue capaz de volver a aquella casa. Su hermano Mateo y su familia aceptaron cambiar casa con casa, y son ellos los que habitan allí durante el transcurso de la novela, en 2018. Miriam, hija de Mateo, es la amiga íntima de Aurium, como lo fueran Beatriz y Samara antaño.
Solo un huerto separa las dos casas de la estación...

lunes, 11 de mayo de 2020

MIRIAM

Miriam es la mejor amiga de Aurium. Es hija de Mateo, el hermano pequeño de Rosi, y vive en la casita de la estación, huerto con huerto con Juan Pedro.

Miriam es una chica tímida que se apoya mucho en su amiga Aurium, más decidida. Suelen estudiar juntas y pasar la noche al menos una vez por semana la una en casa de la otra.

viernes, 8 de mayo de 2020

TÍTULOS DE CADA CAPÍTULO


                                 


Fue un trabajo grato, aunque laborioso, poner nombre a cada capítulo. Un poco superstición mía, eso de "me trae suerte". Las novelas en las que los capítulos llevan título, me traen suerte: tanto "Su mirada azul escondía un misterio" (agotada la 1ª edición, la he reeditado por mi cuenta) como "Rosas para Amelia" (Ed. Premium) fueron premios a nivel nacional e internacional respectivamente. Así que me puse, una vez escrita la novela, a buscar a cada capítulo un título que me pareciera acorde. Y para complicarme un poquito más la vida, busqué poemas de los que sacar un verso.
El primero no fue difícil. Es un poema de Lorca:

Cazador
!Alto pinar!
Cuatro palomas por el aire van.

Cuatro palomas
vuelan y tornan.
Llevan heridas
sus cuatro sombras.

Bajo pinar
Cuatro palomas en la tierra están.




El título del Capítulo I es: Bajo pinar, cuatro palomas en la tierra están.

En el Pinar del Duende, Beatriz encuentra...

jueves, 7 de mayo de 2020

¡CROWDFUNDING CONSEGUIDO!

¡Buenas noticias, amigos! LO QUE ESCONDE EL OTOÑO ya está en proceso de edición. Todas las novelas que escribimos son especiales por algo, pero ésta lo es muuuuuuchíiiisimo para mí. Por desarrollarse en Niebla, un pueblo cuya historia es apasionante y de la que podréis saber mucho más en el blog de mi amigo Pelayo, historiador y tan enamorado de su Niebla como yo y como todos los que, tras vivir en ella, tenemos que alejarnos. Siempre llevamos Niebla en el alma.
Aquí dejo el enlace:
Sentimiento iliplense

Ahora yo estoy dándole un penúltimo repaso al texto (el último será cuando me envíen la galeradas, que son las pruebas de imprenta, el último paso del autor). La editorial trabaja ya en la portada. A mí me parece muy adecuada: una estación abandonada, aguas tintas y cruces de vías en primer plano. A mi hija Anais (la primera que lee todo cuanto escribo y que me aconseja, aplaude o baja el pulgar) le ha parecido también perfecta para el tema. ¿Qué os parece a vosotros?


 


FRAGMENTO. 1988 -El maldito hijo de puta… -Rosi solo sabía repetir esas palabras. Primero fueron el llanto y la locura, lo...